Todo lo que le contaría y no le contaría a mi Psicoanalista

abril 25, 2010

Las contradicciones de la vida I

Mi vida, como la de tantos, es pura contradicción y tal y como está planteada voy contra corriente, como casi todos. Me levanto a las 7.30, cojo el metro para irme a trabajar y de pronto me doy cuenta de que esa misma vida la siguen miles de personas como yo, ya que el metro está a rebosar y me siento como una sardina enlatada, como un pollo a punto de asar, rodeada de un montón de personas desconocidas, con malas caras, todavía medio dormidas que evitan fijar la mirada. Y sólo deseo que los 20 minutos de trayecto acaben ya, pues el cambio tan radical entre la soledad de mis noches y la gran multitud, se produce en tan poco tiempo y de forma tan acelerada, que mi cerebro lo tarda en asimilar.

Precisamente la misma idea tienen los comerciantes, que claro, abren a las mismas horas que yo empiezo mi jornada laboral. Por lo que cuando salgo de trabajar, o están cerradas o ya la dependienta empieza a mirar mal. Así que reservo mis compras para el fin de semana, idea que también han tenido miles de trabajadoras como yo. Así que para comprarme un simple vestido tengo que esperar una interminable cola y otra igual para pagar, de manera que no le he podido dedicar el tiempo que quería en probarme, quitarte, mirarme, tantearme, y al final acabo llevándome un vestido que no sé ni cómo me queda, que casi no me he dado cuenta de lo que he pagado y que puede que en cuanto lo estrene ya no quiera ponérmelo más ...!

Los niños se acaban de levantar y requieren mi compañía, pero me tengo que ir a trabajar para, entre otras cosas, poder pagar el que otra persona venga a cuidar de mis hijos o costearme una guardería. Comemos a las mismas horas, los bares siempre repletos de comida que inevitablemente será servida rápida y sin mimo. Y claro, visto lo visto, imagínense la administración, ellos de ¡¡9 a 2 !!, pero señor, a esas horas yo estoy semiencerrada en mi trabajo, por lo que la triste tarea de pagar una multa, se convierte además en una peregrinación surrealista entre gente, papeles, colas, mucha paciencia y espera, y justo cuando llega tu turno coincide con la hora del café, da igual si son las 10, las 12 o las 3.

Vuelvo al día siguiente de nuevo al trabajo y entonces me comunican que por fin, después de años y años de servicio y dedicación, por fin voy a conseguir ese ascenso que tanto deseaba. Así que sí, ya soy JEFA. Aun no me lo acabo de creer y ya empiezo a pensar en que haré con el dinero extra que gane, la buena vida que empezaré a tener. Hasta que vuelvo a la realidad y me doy cuenta de que tengo que dedicarle mucho más tiempo que antes ya que se han acrecentado mis responsabilidades. Y llego a casa agotada, sin ganas de hacer nada, tan solo dormir para mañana volver a empezar. Con el dinero extra que recibo, decido comprarme por primera vez un coche nuevo, que sí, es fantástico y maravilloso, pero el seguro a todo riesgo se ha llevado más de la mitad de mi aumento, y claro, necesito un garaje para guardarlo, por lo que al final vuelvo estar sumida en tantas deudas como siempre, con un coche precioso, eso sí, pero sin un solo minuto para disfrutarlo. Bueno, miento, ahora lo utilizo para irme a trabajar y así ir tranquila, agusto, con mi radio y mi espacio vital. Pero asombrosamente esa idea también la han tenido miles de personas, ya que la carretera está invadida por esas máquinas que de forma incomprensible parecen dirigirse al mismo lugar en el mismo momento.

En fin, es posible que ésta les parezca una visión un tanto negativa de la vida, pero no, quizás sí un poco exagerada, pero no por ello carente de realidad. ¿Es que somos demasiados o es que lo hacemos mal?. Aunque quizás éstas sean las cosas normales e inevitables de vivir en sociedad. Pero entonces ¿Por qué creamos estúpidos momentos para hacer regalos? ¿Por qué se crea el día de los enamorados y precisamente los días anteriores todo el mundo compra al mismo tiempo lo mismo, quitando así la originalidad y la improvisación que requiere el momento. ¿Y el día de la madre? Podre madre, tanto trabajo y dedicación y solo reconocido en un único día!. Pero bueno, ya lo peor de lo peor son, como no, LAS NAVIDADES !!. Pero ¿A quién se le ocurre que el día 6 sean los Reyes y que justo cuando la mayoría tiene vacaciones, tengamos que adentrarnos en la jungla de la ciudad, navegar entre los comercios y divagar entre las miles de opciones para encontrar algo que regalar, sabiendo que justo al día siguiente estará al 50 % de su precio original? !! Un poco estúpidos ¿no?.
Continuará....

1 comentario:

Chelo dijo...

Ainsss Silvia, si, qué vida más perra me digo yo a veces... pero gracias a los dioses (como dicen en una serie de tv que estoy viendo ahora) hay otros muchos momentos buenos que compensan con creces esas contradicciones de la vida, si no, qué sería de nosotros...